Quien deba pasar la ITV en los próximos días, podría pensar en la ola de calor extremo que azotó Europa en junio de 2019. No lo recordará, probablemente, pero el embate estival de hace dos años dejó temperaturas de récord y puso a trabajar a las grúas del RACE mucho más de lo habitual. Aquel día 28, viernes, el club de automovilistas registró hasta un 22% más de averías en carretera que en la misma semana del año anterior; el calor extremo agotó ventiladores y castigó el rendimiento de neumáticos, motores y baterías, entre otros elementos.
Las temperaturas altas afectan a los componentes de coche y se elevan las asistencias en carretera, y por el mismo motivo crecen los problemas con la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Si la fecha del examen está cerca, convendría no conducir en exceso durante los días de más calor y revisar bien las partes fundamentales del coche antes de acercarse a la ITV. Y retrasar la cita, si la ficha técnica deja margen para hacerlo.
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La asociación que aglutina a los centros de inspección (AECA-ITV) recuerda que un menor rendimiento “de los sistemas que sufren por el calor podrían incluso afectar el resultado de la inspección técnica”. Y estas son las partes del vehículo que más cambios experimentan durante el verano, según esta entidad:
- Los frenos. Por encima de los 30 grados, los discos y las pastillas de freno pierden capacidad de refrigeración; los discos pueden llegar incluso a deformarse, reduciendo la eficacia de la frenada. El calor también puede afectar al líquido de frenos.
- Los neumáticos. Con las altas temperaturas es más fácil que los neumáticos pierdan algo de aire, por lo que se debe vigilar la presión de las gomas más a menudo. Además, las altas temperaturas aumentan el desgaste en las ruedas (que se revisa con atención en la ITV) y reducen su vida útil hasta en un 15%.
- El aceite. Cuanto más alta sea la temperatura, mayor será la intensidad de evaporación de los líquidos del coche, y se corre el riesgo de alcanzar niveles bajos que afecten al funcionamiento del motor. En cualquier modelo de combustión –diésel, de gasolina o híbrido–, el lubricante es fundamental.
- El motor. No solo los bajos niveles de aceite pueden perjudicar al rendimiento del motor durante el verano: también la disminución del oxígeno del aire, como consecuencia de las altas temperaturas, empeora la combustión en los cilindros. Revisar el nivel de refrigerante resulta clave para paliar los efectos del calor.
- La batería. Las temperaturas altas aceleran el proceso de envejecimiento de las baterías. AECA-ITV señala que, según algunos estudios, “una temperatura superior a 50 grados centígrados puede disminuir hasta en un 50% su vida útil”. Y bajo el capó de un coche estacionado al sol no es difícil alcanzar esa cifra.
- Los limpiaparabrisas. Tanto el calor como el frío deterioran las escobillas y empeoran su rendimiento. También se debe revisar el nivel del líquido limpiaparabrisas, pues puede perderse mucha cantidad por evaporación.
- La climatización. Aunque este elemento no se revisa en la ITV, conviene estar muy pendiente del aire acondicionado en verano y asegurarse de que funciona bien antes de emprender un viaje largo.
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