Acelerar, frenar, fijarse en las señales, cambiar de marcha, mantener la distancia de seguridad, vigilar a los coches que vienen por detrás, usar el intermitente, una angustia constante para los conductores novatos, aparcar a la primera, arrancar cuesta arriba sin que el coche se cale, acordarse del ángulo muerto… La vida no siempre es fácil al volante.
Sin embargo, hay coches que se lo ponen mucho más fácil a quienes se estrenan sobre cuatro ruedas: para empezar, porque la tecnología se ocupa de tareas importantes e incómodas; en segundo lugar, porque el precio también acompaña. Quienes llevan la «L» necesitan coches eficientes y baratos y estos son algunos de ellos.
Resulta fundamental que los nuevos automovilistas se sientan a gusto con lo que tienen entre manos, y más todavía conociendo datos como los ofrecidos por el Observatorio Español de Conductores (Ducit). Tras un estudio sobre el grado de satisfacción de los nuevos conductores con la formación recibida en las autoescuelas, esta entidad llega a una conclusión poco alentadora: el 50% de los 1.300 encuestados cree que está enfocada exclusivamente a aprobar el examen y no es suficiente para aprender a conducir.
Con datos de 2016, el 31,3% de los jóvenes de entre 18 y 29 años pensaba que no estaba preparado para enfrentarse al tráfico una vez obtenido el permiso de conducir, y en proporciones similares se manifestaron decepcionados con el equipamiento de los centros de enseñanza (32,4%), los coches utilizados (30,9%), los contenidos teóricos (24,4%) y la formación práctica (21,7%).
El informe del DUCIT correspondiente a 2017, por otra parte, revela que en torno al 80% de los conductores está de acuerdo con posibles cambios para sacarse el carné de conducir relacionados con la preparación en situaciones concretas, tales como conducción con climatología adversa, prácticas con simuladores, conducción nocturna o puesta a prueba de los sistemas de ayuda a la frenada.
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