Aunque todavía son una minoría, cada vez se venden más coches eléctricos. Y es cierto que, al funcionar con un motor eléctrico alimentado por una batería, su sencillez es mucho mayor respecto a un coche de combustión.
Aunque tengan menores piezas que mantener, hasta un 60% menos de componentes en algunos casos, esto no los exime de sufrir averías. Y algunas pueden ser muy importantes y muy caras de reparar.
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Piezas especiales, piezas comunes
Al no tener un motor de gasolina o diésel, un coche 100% eléctrico no necesita cambiar el aceite ni filtro de aire ni las bujías, por ejemplo.
Pero sí cuenta con piezas comunes que requieren el mismo o mayor mantenimiento que en un coche de combustión. Los neumáticos, los frenos o un sistema de refrigeración destinado a mantener frías las baterías requieren de su revisión cada cierto tiempo.
También tiene piezas propias, como el motor eléctrico o la batería, principalmente, que pueden generar fallos.
Las averías específicas de los coches eléctricos pueden darse por diferentes motivos y en distintos elementos.
Avería en el sistema de frenada regenerativa
Los coches eléctricos utilizan la frenada para recuperar energía. Y funcionan con un convertidor que recarga la batería al pisar el freno o, simplemente, dejar de acelerar.
Ese convertidor puede fallar y que no recargue energía. Si pasa esto, el testigo de recarga del cuadro de instrumentos no indicará nada. Y la carga de la batería se terminará mucho más rápido.
Avería en la batería
Al ser uno de las piezas más importantes, también es de las más caras. Por eso, los fabricantes ofrecen mayor garantía en la batería que en el resto del vehículo. Y suele ser de 8 o 10 años y del entorno de 150.000 kilómetros.
La avería en una batería se detecta rápidamente, ya que o no cargará o se descargará muy rápidamente. Para evitar su deterioro, hay que evitar las cargas rápidas y tener una carga siempre de entre un 20% y un 80%.
Si hay que cambiarla, el coste puede ser de unos 6.000 euros o incluso más.
Avería en el ‘software’
Los coches eléctricos tienen más software que los de combustión, sobre todo en lo que se refiere a la carga de la batería y a la gestión de la energía.
Las averías suelen surgir a la hora de realizar las pertinentes actualizaciones. Puede ser que tarde mucho en realizarse o que, incluso, el coche llegue a bloquearse, sin arrancar y sin que sus sistemas funcionen.
Avería en el proceso de carga
Los fallos pueden darse por diversos motivos. Para empezar, el punto de carga puede estar en mal estado o no estar activo. Si está enchufado, no carga, y se queda bloqueado sin dejar retirar el cable, hay que buscar el diferencial de este citado punto de carga y rearmarlo. Tras esto debería poder dejar retirar el cable.
También puede ocurrir que el coche no cargue o lo haga muy despacio. Puede ser debido a que no se ha contratado la potencia suficiente (en casa, por ejemplo).
Cuando está cargando y el coche está cerrado, el cable no se puede desconectar. Si se intenta quitar sin abrir el coche antes, puede bloquearse la carga o producirse daños en el cable o en la misma batería.
Y, por supuesto, si en este proceso de carga o en cualquier otro momento, se detecta un olor a quemado, hay que salir inmediatamente del coche y llamar a emergencias, indicando que se trata de un problema en un coche eléctrico.
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