Las razones por las que el Range Rover sigue siendo el rey 

Más moderno, pero sin perder categoría: el nuevo 4x4 de lujo de Land Rover mejora en comportamiento y comodidad, y actualiza todas sus mecánicas.

El nuevo Range Rover ofrece versiones electrificadas y una de gasolina de 530 CV.

Desde que en 1970 se presentó el primer Range Rover, el 4×4 británico ha reinado en solitario como el representante más refinado de su categoría. Y, desde entonces, ya se han sucedido cinco generaciones del modelo, que ha ido evolucionando a medida que surgían nuevas y mejores tecnologías. Pero siendo siempre fiel a las inconfundibles proporciones de su diseño original y a un refinamiento singular en todos sus detalles. 

Ahora, ha llegado una nueva entrega con precios que van de 140.950 a 185.050 euros. Conservando el peculiar estilo que ha caracterizado a la saga, el recién llegado aporta ciertos cambios de estilo que lo modernizan, de acuerdo con una estética más tecnológica impuesta por los nuevos tiempos.

Y el más acusado de ellos se produce en la parte trasera, donde los pilotos verticales han sido integrados en la misma carrocería, aportando un toque tan innovador como original. 

También cambian los faros de largo alcance (hasta 500 metros) con tecnología led digital, más finos y elegantes, y una calandra de diseño diferente.

El exterior ofrece en su conjunto una imagen muy depurada, de superficies lisas, acentuadas por unas grandes superficies acristaladas enrasadas con la chapa y unos tiradores que se encastran en las puertas cuando no se utilizan. 

El diseño exterior presenta una imagen muy depurada.

Más dinámico y manejable

Sin embargo, el gran cambio se esconde bajo la carrocería. Un chasis desarrollado sobre la nueva plataforma MLA-Flex aporta una importante reducción de peso al estar construida de aluminio en un 80% y una notable mejora dinámica al ser 50% más rígida que la anterior. Además, de serie en todas las versiones, el Range Rover adopta ahora un eje trasero con ruedas direccionales para mejorar su maniobrabilidad. 

Por otro lado, la gama de motores ha sido revisada en su totalidad. En contra de la tendencia actual, la oferta sigue confiando en dos nuevas motorizaciones diésel de apoyo microhíbrido de 48V y con dos potencias diferentes, 300 o 350 CV. 

Y como no podía faltar en la tradición de Range Rover, la nueva entrega propone asimismo un poderoso motor de gasolina V8. Es de origen BMW, sobrealimentado mediante dos turbos, con 530 CV de potencia y, según la marca, un 17% más eficiente que el anterior. 

Además, el cliente puede optar entre dos versiones híbridas enchufables con etiqueta Cero, que combinan un motor de gasolina con otro eléctrico y que rinden potencias de 440 y 510 CV. En el mejor de los casos, esta nueva mecánica dispone de una autonomía eléctrica de hasta 113 kilómetros gracias a su batería de 32,8 kWh. Un ejemplo de la progresiva electrificación del modelo que culminará en 2024, cuando llegue el Range Rover de propulsión 100% eléctrica.

Hasta siete plazas 

En el interior, el lujo está omnipresente en cada detalle. Ya sea por la calidad de los materiales como por el avanzado equipo destinado a la comodidad de los ocupantes. Por otro lado, la moderna tecnología ha invadido el nuevo salpicadero en forma de una completísima instrumentación digital y de una gran pantalla táctil multifunción de 13,7 pulgadas que preside la consola central. 

Interior del nuevo Range Rover.

En los asientos traseros, destaca un entorno más propio de una limusina presidencial que de un robusto 4×4. Según el acabado elegido, el Range Rover puede ser de cuatro o cinco plazas en la versión corta (5,05 metros) y, por primera vez en este modelo, de hasta siete plazas en la larga (5,25 metros). La habitabilidad se completa más atrás con un espacioso maletero, de hasta 725 litros en las configuraciones de cuatro o cinco plazas.  

En la primera toma de contacto, se pudieron probar los motores diésel de 350 CV y el de gasolina de 530, además de disponer de unidades de las dos longitudes de carrocería, corta SWB y larga LWB. Y en ambos casos, el Range Rover sorprendió por su sobresaliente dinámica. El modelo demuestra un exquisito rodar en carreteras rápidas gracias a unas suspensiones neumáticas que predicen y compensan los baches mediante unas barras estabilizadoras activas. Pero también impresiona por ofrecer una agilidad inusitada en un vehículo de estas dimensiones y con un peso que excede las dos toneladas y media. 

Elevadas prestaciones

El eje direccional trasero ayuda en los giros a las ruedas delanteras y aporta una mayor precisión a la dirección. Pero a menor velocidad, por debajo de los 50 km/h, las ruedas posteriores giran en sentido inverso a las anteriores (hasta siete grados). Así, reducen de forma considerable el radio de giro (11 metros) y consiguen una agilidad propia de un coche mucho más pequeño. 

En cuanto a las mecánicas, la electrificación ha mejorado la eficiencia en general, tanto de las versiones diésel con apoyo microhíbrido (MHEV) como de los motores de gasolina de tecnología hibrida enchufable (PHEV).

Pero el icónico Range Rover se guarda una carta más pasional para los amantes de las altas prestaciones. Con el nuevo V8, acelera de 0 a 100 km/h en tan solo 4,6 segundos si se conecta el modo de conducción Dynamic Launch. 

El mayor cambio estético del Range Rover está en la parte trasera.

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