La Unión Europea ya ha marcado como objetivo que los gases de efecto invernadero se reduzcan en un 90% de aquí a 2050. Y, además de la electrificación del transporte, en la actualidad se desarrolla y perfecciona una nueva generación de combustibles que no están derivados del petróleo y consiguen un balance neutro o incluso negativo en el obligado proceso de descarbonización.
El Repsol Technology Lab es el centro de investigación de la empresa multinacional energética española y, aunque se trate de una instalación de acceso restringido, EL MOTOR tuvo la oportunidad de visitarlo para conocer de primera mano los avances que se están produciendo en este campo.
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La misión de los combustibles renovables no es sencilla, pues pretenden sustituir todos los carburantes tradicionales derivados del petróleo por otros que no sigan generando emisiones nocivas para la atmósfera. Se trata de un reto tecnológico crucial que promete revolucionar el automóvil tal como se conoce hoy, pero también la aviación y el transporte marítimo.
Diferencia entre biocombustible y ‘e-fuel’
No todos los productos renovables de este tipo son iguales: hay diferencias, por ejemplo, entre los biocombustibles y el e-fuel. Se trata de diversos productos que son similares y equiparables en todo a los ya conocidos derivados del petróleo (gasolina, gasóleo, gas, queroseno…), y resultan neutros en sus emisiones de carbono. Sin embargo, se obtienen de dos formas diferentes.
Una es fabricándolos con residuos orgánicos, una materia prima muy abundante y que abarca desde la bolsa de la basura doméstica o los aceites usados, pero también la biomasa obtenida de la limpieza de los bosques o los desperdicios de la industria agrícola y ganadera. Unos productos de desecho que, una vez tratados, dan lugar a lo que se llama genéricamente biocombustibles avanzados.
Y hay que sumar otro tipo de producto obtenido en las refinerías: los llamados combustibles sintéticos, también conocidos como ‘e-fuels’, que se obtienen capturando el CO2 de la atmósfera y combinándolo con hidrógeno de origen renovable.
Economía circular
En ambos casos, suponen una alternativa que aprovecha no solo la economía circular, favoreciendo el reciclaje de los residuos, sino que también aportan una solución complementaria necesaria para conseguir descarbonizar el transporte.
Según las estimaciones de Repsol, basadas en datos de la UE, en el año 2050 se podría alcanzar en el continente una combinación de energías repartidas entre el 36% de combustibles sintéticos, 28% de biocombustibles, 25% de electricidad y un 11% de combustibles minerales. Una estrategia que reuniría energías de diferentes procedencias para conseguir cuanto antes el objetivo de revertir el efecto invernadero.
Sin embargo, no habrá que esperar tanto porque la solución que plantean este tipo de combustibles ya es real y en los próximos años se va a acelerar su implantación. En España, estos productos renovables están presentes y ya forman parte del 10% de los combustibles que se expenden en las gasolineras. Pero esta tecnología ha dado un paso más y están preparados para suministrarse de forma pura, al 100% en cuanto a su composición.
Adaptados a cualquier tipo de motor
Las pruebas que se realizan de forma constante en el Repsol Technology Lab han demostrado que las cualidades de este tipo de combustibles renovables se adaptan a todo tipo de motores conservando las mismas cualidades que los tradicionales derivados del petróleo.
De hecho, entre otros ejemplos, la moto Honda de Marc Márquez en competición o los reactores de la compañía Iberia en vuelos transoceánicos ya utilizan este tipo de combustible con excelentes resultados, tanto mecánicos como medioambientales.
Ahora, los particulares también comienzan a tenerlos disponibles en tres gasolineras Repsol de Madrid, Barcelona y Zaragoza, en las cuales se suministra diésel 100% renovable, y a las que se añadirán otras muchas para alcanzar de aquí a final de año un total de 50 estaciones de servicio que dispondrán de este producto.
Y otra ventaja para los usuarios es que Repsol ha comenzado a ofrecer en 150 estaciones de servicio de Madrid 30 céntimos por cada litro de aceite de cocina usado para procesarlo en sus refinerías y convertirlo en combustible renovable.
Las nuevas refinerías
Esta importante transformación energética va a dar salida a muchos residuos, pero en el proyecto también se aprovecharán las instalaciones industriales y los canales de distribución ya existentes.
Por ejemplo, Repsol ultima en Cartagena su primera planta específica para producir biocombustibles, donde se procesarán 300.000 toneladas anuales de residuos para así producir 250.000 de biocombustibles avanzados.
A esta refinería se sumará en 2024 una segunda planta en Bilbao que se anuncia como un referente tecnológico mundial en cuanto a la producción de combustibles sintéticos, listos para ser utilizados en cualquier tipo de motor de explosión convencional sin necesidad de realizar ninguna adaptación mecánica.
Repsol tiene previsto en 2030 alcanzar una producción de dos millones de toneladas de combustibles renovables, que reducirán de forma ya importante el impacto de los 30 millones totales de toneladas de combustible que se consumen cada año en España.
Todavía con precios superiores a los derivados del petróleo, por ahora los renovables, y a diferencia de otras energías alternativas, no reciben ningún tipo de ayuda directa por parte de las administraciones. Pero los ingenieros trabajan en diseñar refinerías cada vez más eficientes que reduzcan los costes de fabricación para reducir esa diferencia frente a los combustibles tradicionales.
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