Enero fue un mes negro para la seguridad vial: 100 personas murieron en la carretera en los 87 siniestros registrados por la Dirección General de Tráfico. Para encontrar una cifra similar hay que remontarse a enero de 2012, con 102 muertes, en una época en la que la siniestralidad vial era mucho más elevada.
El contexto actual empeora aún más las cifras, ya que en los treinta y un primeros días del año se registraron menos movimientos (un 1%) que en 2019, año que la DGT toma como referencia comparativa. Hace tres años, en enero murieron 73 personas por accidente.
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El aumento de la siniestralidad se ha concentrado “en vías de gran capacidad y fines de semana, con la salida de vía como escenario más frecuente”, según las palabras del director del Observatorio de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico, Álvaro Gómez. De hecho, 36 de los cien fallecidos murieron después de perder el control del vehículo y salirse de la vía.
Al contrario de lo que suele ser habitual (las carreteras secundarias concentran un mayor número de accidentes mortales), la DGT destaca “un aumento de más de la mitad de las víctimas en vías de alta capacidad (autovías o autopistas) respecto a enero de 2019”. El dato pasó de 15 personas fallecidas en enero de 2019 a 39 en el mes pasado.
Según el medio de desplazamiento, casi la mitad de los fallecidos viajaban en turismo (49) o eran usuarios vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas, 28 en total). Respecto al uso de los sistemas de seguridad, señala la DGT, “hay 11 fallecidos que no hacían uso del cinturón de seguridad en el momento del accidente. También un fallecido en bicicleta circulaba sin el correspondiente casco”.