En un movimiento que ha sacudido la industria automovilística, China ha decidido prohibir el uso de términos como ‘conducción inteligente’ y ‘conducción autónoma’ en la publicidad de coches eléctricos.
Esta decisión, anunciada por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT), responde a crecientes preocupaciones sobre la seguridad de este tipo de vehículos.
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La causa para esta decisión
El detonante principal de esta medida fue un trágico accidente que involucró a un coche Xiaomi SU7, uno de los modelos más vendidos en China. En el incidente, que se saldó con la muerte de sus ocupantes (tres mujeres jóvenes), se había desactivado el sistema avanzado de asistencia a la conducción (ADAS) momentos antes de la colisión con un poste de cemento y su inmediato incendio.
Este evento subrayó los riesgos asociados con la exageración de las capacidades de estos sistemas en la publicidad y la falta de comprensión de los usuarios sobre sus limitaciones.

Además del accidente, el gobierno chino ha observado un aumento en el número de accidentes de tráfico relacionados con sistemas de asistencia a la conducción. Los expertos del sector señalan que los consumidores a menudo no entienden completamente los límites de estas tecnologías, lo que puede llevar a situaciones peligrosas.
En respuesta, las nuevas regulaciones también incluyen restricciones sobre las actualizaciones de software realizadas de forma remota, conocidas como OTA (over-the-air), que ahora deberán ser exhaustivamente probadas y aprobadas antes de su implementación.
Garantizar la seguridad
La prohibición de estos términos en la publicidad es parte de un esfuerzo para garantizar la seguridad en las carreteras y proteger a los consumidores de afirmaciones engañosas.
Empresas como Huawei, Xpeng, Li Auto y Nio, que han estado a la vanguardia en la introducción de funciones avanzadas de asistencia a la conducción, son las marcas que se verán más afectadas por estas nuevas regulaciones junto a Xiaomi, claro está. La medida también busca frenar la práctica de pruebas beta, donde los fabricantes reclutaban a usuarios pioneros para probar nuevas funciones y recabar sus opiniones.

Con todo esto, la industria china de automóviles, conocida por su rápida innovación y adopción de nuevas tecnologías, afronta ahora el desafío de equilibrar la seguridad y la innovación en un entorno regulatorio más estricto.
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