Por estas mismas fechas del año 2018 nacía una nueva marca europea bautizada como Cupra. Englobada en el grupo alemán Volkswagen e integrada en la compañía española Seat, Cupra anunciaba entonces su irrupción en el mercado con su primer modelo, el Cupra Ateca y de paso hacía historia en la competición internacional con el Cupra e-Racer, primer turismo de carreras 100% eléctrico.
Pero el verdadero origen de Cupra hay que buscarlo tiempo atrás, en 1996, cuando después de ganar el Campeonato del Mundo de rallys con un Ibiza, Seat quiso trasladar su experiencia deportiva a la calle.
Y para identificar las versiones más deportivas de su gama ideó la palabra Cupra, que es un acrónimo resultante de Cup (copa) y Racing (carreras), dos términos muy propios del mundo de la competición. El Ibiza Cupra de 150 CV que salió a la venta ese mismo año sería el primero de una serie de Seat deportivos que introdujeron ese nombre ya para siempre en el acervo automovilístico.
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A medida que Seat siguió cosechando éxitos deportivos, al pequeño Ibiza en años sucesivos le siguieron otros modelos de tamaño superior que también llevaron el apellido Cupra. El popular compacto León y el Córdoba con carrocería de tres cuerpos también tuvieron el honor de contar en su gama con una versión de este tipo.
Cupra fue incluso más allá, añadiendo una R a su creación más potente. Así llegaba en 2001 el Seat Ibiza Cupra R que daba otra vuelta de tuerca al potencial deportivo del modelo, dotándole de 180 CV con la que podía alcanzar una velocidad máxima de 225 km/h.
Record en Nürburgring
Las preparaciones Cupra evolucionaron a la par que las nuevas tecnologías y sumaron en su historial importantes avances, como el revolucionario motor turbodiésel del Ibiza TDI Cupra de 2005 (150 CV) o la tracción integral del León Cupra de 2017 (300 CV).
Cupra aportó un importante valor añadido para Seat que, durante todos esos años, sacó provecho con éxito su faceta más deportiva. Una imagen que rubricó en 2014 el piloto Jordi Gené al volante de un León Cupra Performance Pack al establecer un nuevo récord sobre el circuito de Nürburgring en la categoría de coches con tracción delantera.
La repercusión internacional obtenida por la división Cupra hizo pensar entonces a los responsables de la marca que serviría en lo comercial para llegar a clientes de categorías más premium que hasta ese momento eran inaccesibles para Seat.
Es cuando llegó el golpe de genialidad, y también de osadía, de un grupo de apasionados directivos que hicieron posible la independencia de Cupra como una submarca de su casa matriz Seat. La incorporación de Luca de Meo, como presidente de Seat, Antonio Labate, como director de estrategia, Wayne Griffiths dirigiendo la división Cupra y el apoyo del entonces vicepresidente de Seat, Mathias Rabe, conformó un equipo que se consumó en una operación maestra dentro de la compañía y que poco tiempo después catapultaría a Cupra a lo más alto.
Logotipo tribal
La elección de un logotipo propio marcó un antes y un después. La imagen, un símbolo de aspecto tribal formado por dos C entrelazadas, incorpora además el color cobre que Cupra siempre ha utilizado por alusión al propio nombre.
El lanzamiento del Formentor en 2020 impulsó las ventas de Cupra, que ya suponen el 30% de la facturación en Seat. Y la nueva marca también se ha hecho protagonista de la electrificación con el Born, un modelo compacto a batería.
Los planes de futuro son aún más ambiciosos. Volkswagen ha decidido invertir 10.000 millones de euros en España y va a acondicionar las factorías de Martorell (Barcelona) y Landaben (Pamplona) para llevar a cabo el desarrollo y la producción de los próximos modelos de Cupra.
En 2024 llegarán el Terramar, un SUV compacto deportivo (4,5 metros), y el Tavascan, un crossover eléctrico con 450 kilómetros de autonomía. Más tarde, en 2025, Cupra tiene programado lanzar el Urbanrebel, un SUV urbano eléctrico y destinado a un público más juvenil.
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