¿Dónde se fabrican los Lotus y por qué la marca se llama así?

Fundada por uno de los mayores genios del automovilismo, es un ícono deportivo que sigue brillando dentro y fuera de los circuitos

marca lotus

Todo empezó el primer día del año 1952, en unas antiguas caballerizas del barrio londinense de Hornsey. El joven ingeniero Colin Chapman y su socio Michael Allen aprovecharon el improvisado taller para constituir Lotus Engineering Company con el objeto de dedicarse a la preparación de coches deportivos. 

Esta primera sociedad duró apenas un año. En 1953, tras abandonar Allen el proyecto, Chapman refundó la compañía junto con Hazel Williams, su entonces novia y futura esposa. Aunque la historia y el noviazgo venían de largo, y hay que remontarse a 1948 para encontrar el primer coche creado por la varita mágica de este moderno brujo de la mecánica.

En aquellos años, Chapman era todavía estudiante de Ingeniería y estructuras en la Universidad de Londres. Pero también un gran aficionado a competir junto a su novia Hazel en carreras de trial, una popular especialidad británica que requería mucha habilidad al volante. Y también potencia, ligereza y manejabilidad por parte de los coches participantes. 

Partiendo de un viejo Austin Seven de los años treinta, el apasionado estudiante modificó la suspensión y preparó el motor para aumentar su rendimiento. Y, para aligerarlo, lo vistió con una carrocería menos pesada que la original, fabricada a base de placas de contrachapado cubiertas de aluminio.   

Servicio militar en aviación

Llamado a filas el año siguiente para cumplir con el servicio militar en la RAF, aprovechó esta experiencia en la aviación para asimilar las técnicas de ingeniería aeronáutica y de paso perfeccionar su primer prototipo.

Y el resultado fue un segundo Seven, al que aplicó mejoras de mayor calado, como unos refuerzos tubulares en el chasis para hacerlo más consistente y un diseño frontal con formas más aerodinámicas. 

Hazel Williams, al volante del primer Lotus (1948).

En años posteriores, el planteamiento original fue puliéndose aún más, y otras innovaciones fueron introduciéndose en sucesivos prototipos. Entre otros, unos nuevos motores de cuatro cilindros de origen Ford, un chasis rebajado en altura y una liviana carrocería realizada en aluminio.  

Lo acertado de estas modificaciones no tardó en surtir efecto sobre los circuitos. Los primeros pilotos que adquirieron coches Lotus triunfaron al sumar victorias en diversas competiciones. Los resultados animarían a Chapman a fundar su empresa a principios de los años cincuenta e iniciar la producción en serie del ya codiciado Lotus Mark VI. 

Lotus Mark VI (1952).

Siete campeonatos de F1

Pensando en incrementar las ventas, Chapman tuvo otra idea genial. Los clientes podían adquirir sus coches ya listos para rodar o bien, por un precio más asequible, en piezas para poder montarlos personalmente en su propio garaje.

Entre 1953 y 1956, Lotus produjo así un total de 110 ejemplares, que enseguida hicieron popular a la marca entre los amantes de los deportivos y propiciaron la llegada del modelo definitivo para su despegue internacional, el legendario Lotus Seven de 1957. 

Eleven (1956).

La trascendencia de este modelo ha sido muy importante en el automovilismo deportivo. Hoy en día, se sigue comercializando bajo la marca Caterham, un antiguo concesionario de Lotus que adquirió los derechos de producción.

Pero Chapman tenía otros muchos planes para su marca y, aprovechando la experiencia en el desarrollo del Seven, construyó una serie de barquetas, conocidas como Eleven, para su uso en competición.

Unos coches que, después de ganar numerosas carreras en el Reino Unido, demostraron su valía internacional en varias ediciones de la carrera de resistencia más dura del mundo: las 24 Horas de Le Mans.  

Elite (1960).

Además, el genio desbordante de Chapman lo llevó a implicarse a fondo en la gran aventura de desarrollar monoplazas para la F1, una especialidad que le fascinaba al ser también un consumado piloto.

Y como casi siempre, acertó. Stirling Moss ganó en 1960 el GP de Mónaco con un Lotus, y desde entonces la marca se consagró en la categoría reina al ganar nada menos que siete campeonatos de constructores. Cinco de sus pilotos se coronaron como campeones del mundo: Jim Clark, Graham Hill, Jochen Rindt, Emerson Fittipaldi y Mario Andretti. 

Elan (1964).

El descapotable de Emma Peel

Esa fantástica demostración de poderío sobre la pista tuvo también su reflejo en otros modelos deportivos de calle. Así surgió el Elite y su revolucionaria concepción que asombró a los aficionados.

Extraordinariamente aerodinámico, con un chasis muy sofisticado derivado de la competición y una mecánica Coventry Climax, sencilla pero potente, pronto se hizo un hueco entre los mejores deportivos. 

Sobre todo, cuando reemplazó en Le Mans a las barquetas Eleven y consiguió clasificarse a principios de los sesenta entre los diez primeros. Y es que Colin Chapman siempre buscó la eficacia ante todo.

Su lema era Light is right (‘lo ligero es lo correcto’, aproximadamente) y diseñaba sus coches pensando que añadir potencia al motor hacía correr más a los coches en línea recta, pero restarles peso mejoraba su velocidad en cualquier otra circunstancia. 

Colin Chapman al volante de un Lotus 49 de F1 (1967).

El año 1963 fue especialmente importante para Lotus por el lanzamiento del Elan. Un coche que se hizo famoso por sus originales planteamientos, al actualizar la olvidada arquitectura de chasis monoviga, pero también por ser el seductor descapotable de Emma Peel (Diana Rigg), la compañera de John Steed (Patrick Macnee) en la famosa serie Los Vengadores.

 El coche submarino de 007

Tres años más tarde, Lotus dio otro importante paso al trasladar su producción a una moderna fábrica ubicada en una antigua base de la RAF en la localidad de Ethel, del condado de Norfolk. Y con ese importante impulso industrial, Lotus siguió sorprendiendo con celebrados lanzamientos que han marcado la historia contemporánea de los coches deportivos.

Desde la aparición del Eleven es tradición en la marca que el nombre se sus modelos siempre empiece por la letra E. Y a los Elite y Elan, les siguieron otros no menos famosos.

Europa (1966).

El Europa (1966) fue el primero con motor central, mientras que el Esprit (1976) se transformó en el coche-submarino de James Bond (Roger Moore) en La espía que me amó. Posteriormente, llegaron el Excel (1982) y el Elise (1996), el Lotus más vendido en la historia de la marca. 

Sin embargo, el repentino fallecimiento de Chapman en 1982 y unos crecientes problemas financieros en la compañía (debidos, en parte, al intento de producir en Reino Unido los DeLorean DCM-12 americanos) hicieron que Lotus fuera adquirida en 1986 por General Motors. Esta compañía, a su vez, la revendió más tarde al grupo ACBN con sede en Luxemburgo. 

Esprit (1976).

El último motor de combustión

Pero allí no acabaron los vaivenes económicos para Lotus. En 1996, la empresa malaya Proton se hizo con la mayoría de sus acciones. Una situación que volvió a cambiar más recientemente en 2017, cuando finalmente el gigante chino Geely tomó el control de la compañía.  

A pesar de todo, Lotus sigue siendo una marca fiel a sus principios y en sus modernizadas instalaciones de Hethel se siguen fabricando coches de tecnología avanzada, pero con un esmero artesanal. Un ejemplo de ello es el impresionante Lotus Eletre, un SUV de lujo ya 100% eléctrico.  

Emira (2022) y Type 30 (1964).

La gama actual de la marca británica se completa con el Emira, un deportivo de corte tradicional, sucesor en la saga de los anteriores Elise, Exige y Evora, y que está destinado a ser el último Lotus con motor de combustión.

De hecho, el sustituto ya está disponible. Se llama Evija y es un hiperdeportivo de última generación con un motor eléctrico en cada rueda y que rinde 2.000 CV de potencia. 

Eletre (2022).

Un nombre de inspiración budista 

En cuanto a la curiosa elección de Lotus como nombre para la marca, parece ser que Chapman se inspiró en la filosofía budista, que considera a esta flor acuática como un símbolo de pureza y superación al elevarse desde el humilde lodo de los terrenos pantanosos para crecer y alcanzar la perfección. Y para seguir con esta analogía floral, el logotipo adopta un fondo del mismo color amarillo que caracteriza a ciertas variedades del loto.  

Logotipo de Lotus.

Sin embargo, el logotipo se tiñó de negro en 1968 al fallecer Jim Clark, el mítico piloto de la escudería, disputando una carrera de F2 sobre el circuito alemán de Hockenheim.  El circulo amarillo volvería a enlutarse dos décadas más tarde, a la muerte del propio patrón, Colin Chapman. 

Por lo demás, el emblema de Lotus ha cambiado muy poco a lo largo de los años. Sigue presentando sobre su fondo amarillo un triángulo donde destacan las letras ACBC. Corresponden a las iniciales de su creador (Anthony Colin Bruce Chapman) y coronan el nombre que eligió para esta singular marca de automóviles deportivos.

Evija (2023).

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