Cómo evitar las averías que se producen por culpa de los atascos

Las retenciones en la ciudad o la carretera obligan a la mecánica a un mayor esfuerzo y aceleran su desgaste de forma considerable.

atascos fantasma
Decenas de coches en un atasco en Madrid.

Al finalizar el verano, los accesos a las grandes ciudades y las vías urbanas vuelven a registrar el denso tráfico habitual. Y de nuevo los atascos ponen a prueba la paciencia de los conductores, pero también la integridad de algunos componentes mecánicos que sufren especialmente en estas situaciones.

 En los modelos con marchas de accionamiento manual, las innumerables paradas y sus correspondientes arranques en primera velocidad incrementan de forma importante el uso del embrague y la caja de cambios. 

Se trata de una circunstancia que también multiplica exponencialmente el desgaste por rozamiento de las piezas que los componen, acelerando así su envejecimiento. Además, al carecer de la refrigeración por el aire que la propia velocidad proporciona con el coche en movimiento, el motor se calienta más y tiene que recurrir al ventilador eléctrico del radiador para compensarla.  

Lo que no hay que hacer

Una vez atrapados en el atasco, poco se puede hacer para librarse de él. Pero sí es conveniente seguir algunos consejos que evitarán buena parte de este esfuerzo extra que perjudica al motor. 

Lo primero será no perder la paciencia y conducir de una forma suave, sin tirones ni brusquedades. Y, cuando se permanezca detenido, evitar hacerlo con una marcha metida y pisando el embrague. Llegado el caso, será mejor poner el punto muerto porque de no hacerlo así el sobrecalentamiento y un excesivo desgaste del sistema pueden desembocar en una avería muy cara de reparar. 

Para ponerse en marcha de nuevo, lo recomendable es apretar el pedal de embrague a fondo y, una vez seleccionada la primera velocidad, soltarlo gradualmente y sin acelerones para evitar tirones que también podrán dañar las diferentes piezas de la transmisión.

Es importante evitar arrancar desde parado en segunda, aunque la potencia del coche lo permita, porque aumentará aún más el esfuerzo del embrague al hacerlo patinar y su deterioro será más rápido por una fricción excesiva. 

Cuidar los frenos

Al circular en mitad de un atasco, también habrá que evitar que el motor suba excesivamente de revoluciones, algo que es muy fácil que se produzca al rodar en primera velocidad. Además de elevar inútilmente el consumo, un exceso de revoluciones elevará todavía más la temperatura interna del motor, obligando a realizar un mayor trabajo a todo el sistema de refrigeración (bomba de agua, bomba de aceite, ventilador…) unas piezas que por ello también verán reducida su vida útil. 

Acelerar de forma progresiva, por lo general entre 1.200 y 1.500 rpm, y cambiar a segunda en cuanto la velocidad sea suficiente, evitará aumentar innecesariamente el régimen del motor. 

Otro componente que sufre particularmente en los atascos es el sistema de frenos. El tráfico muy denso hace que abunden las paradas y que los frenos estén constantemente solicitados. Pero al avanzar tan despacio, no se refrigeran convenientemente con el aire y todos sus componentes se calientan en mayor medida que circulando a una velocidad constante por carretera abierta.  

Circular por tráfico muy denso puede acelerar considerablemente el desgaste de algunos componentes.

Pero a pesar de tener que usarlos con más frecuencia, también se puede hacer algo para aliviar su esfuerzo. En estos casos, lo aconsejable es no pisar el pedal de freno todo el rato durante la parada y, si el coche va a permanecer detenido algunos minutos, para retenerlo es mejor utilizar el freno de mano. Hacerlo así permitirá al sistema frenante recuperarse, evacuando el calor acumulado sin que el líquido y las pastillas sufran en exceso.  

Revisión general

La vuelta a los atascos después del verano aconseja además una revisión general para verificar que el coche esté en buenas condiciones y así evitar averías. Una mayor exigencia de refrigeración aconseja verificar que el líquido del circuito sea el adecuado y se encuentre en el nivel recomendado, además de comprobar que el radiador no tenga fugas y que el electroventilador funcione correctamente. 

Por otro lado, no vendrá mal revisar el sistema eléctrico y el estado de la batería que, si ya está cercana al final de su vida útil, se recargará con dificultad y se terminará estropeando al circular en el atasco con el motor a bajas revoluciones. 

También hay que tener en cuenta que desplazarse habitualmente por la ciudad o en vías con tráfico muy denso degrada con mayor rapidez el lubricante por lo que, ante la duda, no vendrá mal un cambio de aceite a la hora de afrontar de nuevo los atascos y evitar así que por falta de una correcta lubricación la mecánica sufra una avería importante.

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