Lo único que, sobre el papel, podría perjudicar al nuevo Honda ZR-V es su precio. Y es que todavía no se ha desvelado, pero si se mantiene por debajo de los 40.000 euros puede convertirse en el nuevo SUV compacto de referencia entre los que tienen una motorización híbrida, como ya está pasando con el Toyota C-HR.
Carrocería versátil
Con 4,57 metros de longitud, 1,62 metros de altura y 1,84 metros de anchura, es cinco centímetros más ancho que el Honda HR-V y seis más bajo que el Honda CR-V.
Y aunque la estética es muy personal, al ver el frontal viene a la memoria el Maserati Grecale, con su parrilla central y unos faros, eso sí, algo más afilados que en el italiano. En la zaga, los pilotos traseros son muy afilados, pero no llegan a unirse como se está poniendo de moda sobre todo en vehículos 100% electrificados.
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Su plataforma es también híbrida, es decir, la parte delantera procede del Civic y la trasera, del CR-V. Solo la zona central, según Honda, es de diseño exclusivo para este modelo.
Interior al estilo Honda
El interior está realizado a imagen y semejanza del Honda Civic, así como su mecánica híbrida de 184 CV. El salpicadero huye de la ausencia casi obsesiva de botones físicos que la mayoría de fabricantes sigue, y deja varios mandos en el volante o bajo la pantalla de infoentretenimiento para, por ejemplo, la climatización.
La pantalla central táctil es de nueve pulgadas tanto en el acabado básico denominado Sport, como en el más lujoso llamado Advance. Lo que sí cambia es la instrumentación tras el volante, analógica y digital de siete pulgadas, en el primer acabado, y solo digital y de algo más de diez pulgadas en el Advance.
Materiales y terminaciones son de muy alto nivel, con un tacto más que agradable y muchos acolchados que aumentan la sensación de calidad percibida y de calidad real.
En su futurista consola central, queda un hueco por debajo que esconde un espacio para dejar una cartera o algún objeto similar, así como tomas USB A a un lado y USB C al otro. En el medio y por encima, los botones con los que se maneja el cambio automático. Y justo delante, un espacio para cargar el móvil de forma inalámbrica.
El habitáculo se completa con unos asientos muy cómodos y una amplitud en los traseros bastante digna. Eso sí, falla en la capacidad del maletero: 380 litros (370 litros en el acabado Advance), lo que supone un volumen algo más pequeño que el de coches de la competencia, como el Ford Kuga (411 litros), Kia Sportage (522 litros) o Seat Ateca (510 litros), este último además con casi 20 centímetros menos de longitud total.
La mecánica del Civic
Utiliza una mecánica híbrida autorrecargable denominada e:HEV, que consta de un motor de gasolina de dos litros y 143 CV que se apoya en dos eléctricos, uno propulsor (más grande) y otro generador (más pequeño). En total, su potencia es de 184 CV, la que genera su motor eléctrico más grande. Esto quiere decir que si la batería, de 1 kWh, se queda sin energía, la potencia se limita a los 143 CV de su motor de gasolina.
Por eso, cuando se exige la máxima potencia, el motor de combustión pasa a convertirse en un generador para cargar la batería y que esta dé la electricidad suficiente a su motor eléctrico, que proporcionará los mencionados 184 CV.
En marcha, esta propulsión híbrida cuenta con tres modos de funcionamiento que se alternan de manera automática en función de diversos parámetros, pero el conductor no puede elegirlos: Electric, Hybrid y Engine.
Al arrancar y comenzar el movimiento, el primero es el protagonista, pasando por los demás con el aumento de demanda de potencia y de forma prácticamente imperceptible.
Los cuatro modos de conducción sí que se pueden seleccionar dependiendo las necesiadades y son Eco, Normal, Sport y, por primera vez, Snow (nieve), para firmes con baja adherencia.
Y respecto a su seguridad, cuenta con el último conjunto de tecnologías de asistencia a la conducción Honda Sensing. En el frontal se reúnen una cámara con un ángulo de visión de 100 grados y cuatro sensores de tipo sónar (más otros cuatro detrás), que permiten contar con asistente de conducción en atascos, mantenimiento de carril o alerta de tráfico trasero cruzado.
En marcha
La puesta en marcha es muy suave, ya que es el modo Electric el que inicia el movimiento. Llama la atención la ausencia de palanca de cambios. Y es que los diferentes modos de marcha se manejan mediante botones en un cambio automático… que no lo es. La transferencia de par a las ruedas se hace mediante un engranaje fijo que las une con el motor. A pesar de todo, la marca lo llama eCVT.
Honda, además, ha simulado unas caídas de régimen para imitar el cambio que realiza un sistema automático común. Con esto, evita que el motor actúe tan alto de revoluciones como un cambio de tipo CVT tradicional (como en Toyota) y que la sensación al apretar el acelerador sea de que el coche responde y no solo hace ruido.
Y esa respuesta es más que decente. Sobre todo en el modo Sport, que, ofrece una mayor sensación de deportividad y dinamismo.
A esta buena respuesta colabora ese cambio-no cambio, que simula cambios de velocidad. Aquí, al menos, el aumento de sonoridad se traduce en un empuje notable. Con este sistema, las levas tras el volante no sirven para cambiar de velocidad y sí para aumentar o disminuir la regeneración en las frenadas.
Es cierto que cuenta con un centro de gravedad más alto que el de un Civic, pero también es verdad que afronta tramos revirados de forma muy eficaz y prácticamente sin balanceos. Su dirección es muy precisa y ofrece una conducción muy agradable en todo tipo de trazados, incluidos estos repletos de virajes.
Los amortiguadores, firmes, sin resultar desagradables, ponen la guinda a un chasis que brinda unas sensaciones de llevar más un turismo que un SUV. Además, su consumo se sitúa entre los cinco y los seis litros cada 100 kilómetros, un par de ellos más si se circula en modo Sport y se tienen ganas de exprimir algo más su mecánica.
Las primeras unidades llegan después del verano, pero en julio se desvelará su precio que, como se indicaba al principio, marcará su destino.
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Periodista especializado en motor desde hace más de 20 años, ha trabajado en diferentes gabinetes de prensa (Federación Española de Automovilismo o Circuito del Jarama) y medios especializados (Motor 16, Marca Motor o Auto Bild). Apasionado de coches, motos y, ahora también, de los cacharros con alas.