Cualquier persona con carnet de conducir debe contar con unas nociones básicas de mecánica, ya que la Dirección General de Tráfico (DGT) así lo exige para aprobar el examen. Pero, además, conocer las características y el funcionamiento de los elementos de un motor puede ahorrar muchas visitas al taller, ya que será más fácil prevenir e incluso evitar las averías.
Y si no hay más remedio que acudir a un mecánico, resultará más sencillo detectar un presupuesto excesivo o una propuesta de reparación innecesaria.
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Principales elementos de un motor
Conocer la ubicación de los elementos del motor es vital para realizar el mantenimiento básico y, particularmente, detectar posibles averías. Los componentes primordiales son estos:
- Bloque motor. Compuesto por el propio bloque (formado por los cilindros); la culata, que alberga las válvulas de admisión, los inyectores y otros elementos, y el cárter, que almacena el aceite.
- Depósito del aceite. Cuenta con un tapón en color con una aceitera dibujada. Es fundamental para reponer aceite si la varilla indica que el nivel de lubricante es bajo.
- Inyectores. Se encargan de inyectar combustible a la cámara de combustión. Se sitúan en la culata, justo en la parte superior del motor. Tienen la apariencia de una jeringa.
- Bujías. Solo las montan los vehículos con motor de gasolina. Permiten la combustión de la mezcla de combustible y aire, mediante una chispa. También se sitúan en la culata.
- Alternador. Es indispensable para generar energía eléctrica, que luego será utilizada o almacenada en la batería. Transforma la energía mecánica en corriente alterna a través de una conexión directa con el motor.
- Batería. Es el acumulador de electricidad. Funciona gracias a una serie de procesos químicos que permiten almacenar o suministrar corriente eléctrica y proporciona 12 voltios de tensión.
- Colectores. Por ellos circula el aire de entrada y salida del motor. Los colectores de admisión conducen el aire fresco hasta las cámaras de combustión. Los colectores de escape dirigen los gases de la combustión hacia el tubo de escape.
- Turbo. Aprovecha la inercia de los gases de escape para introducir más oxígeno en la cámara de combustión. Esto mejora el rendimiento del coche, reduciendo también sus emisiones contaminantes. Suele tener forma de caracol.
- Vaso de expansión. Es el recipiente donde va el líquido anticongelante, que puede ser de color rosa o verde. Nunca se debe abrir con el motor caliente.
- Depósito del líquido de frenos. Se encuentra a la vista, en el vano motor. Es importante revisar periódicamente el nivel, y debe sustituirse completamente cada dos años o 40.000 kilómetros.
- Depósito del líquido de dirección. También se encuentra en el vano motor y ofrece un color rojo frambuesa. Cuando envejece se pone marrón turbio. Hay que verificar el nivel y se debe de cambiar cada 90.000 o 100.000 kilómetros.
- Depósito del líquido del limpiaparabrisas. Almacena el líquido limpiaparabrisas. Suele ser el depósito más visible de todo el vano motor.
- Caja de fusibles. Contiene los fusibles del coche que evitan daños en los circuitos u otros componentes eléctricos. Puede ubicarse en el vano motor o dentro del habitáculo.
Averías más frecuentes y sus posibles causas
Entender los avisos del motor garantiza un buen comportamiento mecánico a lo largo de muchísimos kilómetros.
- Motor bloqueado. Las averías de motor más frecuentes afectan sobre todo a las correas: la de distribución es la más delicada. Cuando la correa (o cadena en algunos modelos) se rompe, provoca averías muy graves. Hay que vigilar el desgaste y cambiarla cuando indica el fabricante.
- Sobrecalentamiento. Lo produce el bajo nivel de aceite y puede ocasionar una gravísima avería por exceso de temperatura.
- Excesivo consumo de aceite. Los motores, debido a las temperaturas de trabajo, consumen algo de aceite al disiparse con el uso. Lo que no es normal es el consumo excesivo, que suele estar ligado al desgaste de cilindros y segmentos.
Consejos para alargar la vida del motor
La vida de un coche y su estado de conservación va a depender, en mayor o menor medida, de los cuidados que reciba. Alargar la vida de un motor no es difícil, simplemente hay algunos detalles en los que prestar atención.
- Jamás forzar el motor en frío. Cualquier mecanismo en movimiento necesita una temperatura que lo sitúe en su punto óptimo de funcionamiento. Si no se respeta esta norma, se puede acortar la vida del motor y provocar un mayor consumo.
- Cambios de marcha. Se debe ajustar el cambio de marchas en relación con el régimen de vueltas del motor.
- No exceder las revoluciones del motor. Los acelerones continuados en marchas cortas y el sobrerrégimen precipitan las posibles averías en los propulsores.
La importancia del mantenimiento y las revisiones
Realizar el las revisiones y mantenimiento recomendados por el fabricante evita visitas continuas al taller y hace que el vehículo resulte más seguro en la carretera. Además, se pueden comprobar ciertos puntos del automóvil en casa.
- Revisar el nivel de aceite. Utilizando la varilla de medición, se efectúa con el motor parado, en frío y el vehículo aparcado sin inclinación. La varilla debe sacarse, limpiarse con un trapo y volverse a introducir. Posteriormente, se vuelve a sacar y se observa hasta dónde marca el aceite.
- Líquido refrigerante. Si se enciende el testigo de alta temperatura, significa que el motor no refrigera correctamente. Puede deberse a una pérdida de líquido refrigerante o que el motor tiende a consumirlo en demasía. En cualquier caso, es necesario comprobar el nivel de este fluido en el vaso de expansión. Los máximos y mínimos están bien señalados.
- Revisar el estado de la batería. La mayoría de los coches actuales alertan del bajo nivel de carga en el salpicadero. A partir de los tres años de vida de la batería, conviene revisar su carga en un taller. Hay que prestar atención también a que los bornes no presenten óxido; si es así, se debe sustituir por una nueva.
- Líquido limpiaparabrisas. Mantener una correcta limpieza del parabrisas es básico para una correcta visión, por eso hay que rellenar periódicamente el depósito utilizando un líquido específico en lugar de agua con jabón.
- Chequear el estado del alumbrado. Cada cierto tiempo es fundamental verificar el correcto funcionamiento de todas las luces e intermitentes. Aunque ya no es obligatorio, es aconsejable llevar un juego de bombillas de repuesto para sustituirlas llegado el caso. No obstante, en una gran cantidad de modelos esta operación no es sencilla, ya que requiere el desmontaje del paragolpes.
- Desgaste de los neumáticos. Se debe examinar si el dibujo está por encima del límite legal permitido (1,6 milímetros). Un truco sencillo es usar una moneda de un euro. Si la profundidad del neumático no cubre la banda dorada de la moneda, es hora de cambiar los neumáticos.
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